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lunes, 29 de agosto de 2011

CUANDO LA DEVOCIÓN ES SOLO OSTENTACIÓN

Se dice que la ostentación es de mal gusto cuando hay crisis, por eso hasta los más ricos procuran que no se note demasiado que lo son, aunque ésa sea su única muestra de solidaridad con quienes padecen realmente la situación. Sin embargo, la Iglesia considera que está por encima de todos esos convencionalismos y cuanta más crisis, moral y económica, más ostentosa se vuelve y nos regala con la puesta en escena de una “corte del faraón” a la que sólo le faltaron el palanquín y los nubios con sus abanicos de plumas de aves del paraíso.
Esta JMJ ha sido un verdadero escándalo en el que se ha puesto todo al servicio de un espectáculo donde lo único que se echaba en falta era Dios. Se han cansado de repetirnos que Europa se ha olvidado de Dios, de sus raíces cristianas. ¿Es ésta la forma de devolvernos la fe? No creo que sea el dios (y no es por error que le niego la mayúscula) que nos proponen el Papa y la Conferencia Episcopal Española el que vaya a rescatarnos de la miseria que nos rodea. No creo que este dios tenga nada que ver con Cristo ni con lo que él predicaba. Éste es un dios inclemente, despiadado, que desprecia a los que no se someten estrictamente a sus normas; un dios que insulta a los que no se pliegan al dogma propagado por la COPE y por Intereconomía. Es el dios de Esperanza Aguirre que les niega la sanidad gratuita a los parados y se la regala a los “peregrinos”; que aumenta el transporte público y se lo rebaja a ellos un 75% .

Y ahora vamos a hablar de los peregrinos, de la “juventud del Papa”, de esta turbamulta que hace turismo religioso low cost ocupando nuestras escuelas, nuestros polideportivos, nuestras calles, celebrando fiestas nocturnas en los pueblos de la sierra en las que acaban borrachos y cantando la marsellesa a las cinco de la madrugada. Estos peregrinos que dejaron el aeropuerto de Cuatro Vientos lleno de basura y de los que sin embargo las autoridades eclesiásticas están orgullosas porque, según ellas, no ha habido ningún coma etílico ni problemas de drogas. De haberlos habido ¿lo sabríamos? Lo más probable es que no, del mismo modo que no puede saberse, según el consejero de sanidad,  cuál fue el gasto total en asistencia médica.
Y esto por no hablar de la televisión pública, a la que tal vez deberíamos llamar también “la televisión del Papa”, una televisión que pagamos todos y que nos ha atiborrado de propaganda gratuita del evento a toda hora y en todos los canales. Los telediarios se reducían a un cuarto de hora de información y tres cuartos de hora de imágenes del Papa repetidas hasta la saciedad. ¡Vergonzoso!
Claro que no puede decirse que la ausencia de Dios haya sido una constante, ya que se manifestó y con auténtica cólera, el día de la vigilia en Cuatro Vientos, cuando desató sobre los asistentes toda la furia de la naturaleza y produjo un auténtico milagro al hacer volar las hostias sobre Getafe.
En fin, ojalá no nos olvidemos de este espectáculo y se lo tengamos muy en cuenta a los responsables civiles y religiosos, sin olvidarnos de las escenas bochornosas que han protagonizado muchos policías, que pronto sabremos (así lo espero) si por obedecer a las consignas de sus mandos o por abandonarse a sus propias inclinaciones personales, y que han dejado para la posteridad una imagen de desprecio por los derechos de los ciudadanos. La investigación de los hechos y la Justicia tienen que hacer caer sobre los responsables de los desafueros todo el peso de la ley.


Emma Fondevila

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