Buscar en este blog

martes, 20 de septiembre de 2011

LAS VENTANAS ROTAS

Hoy estaba paseando por las calles del pueblo con mis amigos. Todos corríamos de aquí para allá, con la pelota, jugando y riendo. Era muy divertido.

Entonces, sin venir a cuento, me detuve frente a aquel cristal roto que se perfilaba ante mi, con sus angulosas aristas cortantes en forma de estalactitas. Todos seguían corriendo de aquí para allá, con la pelota. Pero yo no podía apartar la mirada de aquel peligroso esperpento. La casa parecía en buen estado. Era seguro que una familia vivía allí.

Le pregunté a uno de mis amigos que por qué las ventanas de esa casa estaban rotas, a lo que me respondió que no lo sabía, pero que su padre le había dicho que las ventanas tenían que romperse cada cierto tiempo, sino el cristal se volvía blando y de mala calidad, no protegería de las inclemencias del tiempo y no se podría ver de un lado para otro con la suciedad.